El romero crece de forma espontánea en el clima soleado del Mediterráneo. Esta es una planta aromática muy usada desde la antigüedad como condimento y con fines medicinales. Los griegos y romanos lo consideraban el símbolo de la regeneración. Los árabes creían que era capaz de repeler las plagas, y siempre lo tenían en sus jardines. En el Renacimiento se elaboraba con él la famosa agua de la reina de Hungría y se quemaba en los hospitales franceses para combatir las epidemias.
La planta es un arbusto de 50 a 150 cm perenne frondoso y ramificado. Los principios activos se encuentran en las hojas y las flores. Su floración dura casi todo el año.
Se puede tomar en infusión o utilizar el aceite esencial.
Propiedades: mejora la digestión, es un antibiótico natural, es diurético, combate el cansancio mental, mejora la función del hígado, ayuda a controlar el nivel de glucosa en sangre, combate la inflamación, mejora la circulación, es antiinflamatorio, estimula la producción jugos gastrointestinales y tiene propiedades antiespasmódicas.
El té de romero puede ser utilizado para lavar el cabello. Elimina la caspa, favorece su crecimiento y mejora la circulación del cuero cabelludo.

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